Sí, esa que usted creyó un reality, pensando que la realidad pasa, y no es premeditada, tiene un guión y un discurso: el guión es el sexo, el discurso: suspiros, insultos, agresiones e incluso, reconciliaciones.
Es todo, sin eso ese bodrio no existiría.
Lo realmente notable es que ese programa está haciendo saltar la térmica de todos los ratings, siempre me he preguntado por qué, confieso que todos mis intento de sentarme a ver qué pasa en ese programa se me han vuelto infructuosos, no logro pasar de los primeros minutos, creo que se debe a la misma razón por la que no logro pasar del primer capítulo de la novela del Código Da Vinci, para mi, está mal escrita.
Preguntando a los espectadores que tienen más paciencia que yo, la respuesta usual es que todos se quedan elucubrando “lo que va a pasar”, pero con la expectativa que es probable que no pase, un poco una luxación de las razones por las que se ven novelones televisivos, todos saben cómo va a terminar y ver la novela es testear las habilidades del guionista para torcer y retorcer las historias, cosa que desde siempre me ha parecido descabellado, ya que son siempre las mismas situaciones, cárcel, padre e hijos que se desconocen, cegueras, silla de ruedas.
En fin, que el asunto de gran hermano no promete ninguna de esas cosas, sino sólo un par: peleas y sexo, en todas las organizaciones posibles, entre parejas, entre amigos, entre enemigos, entre todos. Y lo que no hay, se inventa, se saca a alguien, “precisamente”, aquel cuya ausencia detonará una situación, ¿cual situación?: violencia o sexo, únicos ingredientes de ese menú que consumen cientos.
¿Por qué?, ¿alguien me puede explicar en dónde está lo entretenido de ver lo mismo, una y otra vez, con diferentes variaciones, caras y sexos?
Yo debo ser un aburrido que no entiendo nada.
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